Crear una burbuja, lejos de los problemas diarios, donde los niños puedan unirse y despertar su potencial creativo a través de diversas formas de expresión y del sentido de respeto y participación, al romper todas las barreras étnicas, religiosas y sociales.
El mundo es un gran espacio de constantes interacciones e intercambios. Cuando uno tiene un pensamiento, una sensación lo acompaña, y es esa interacción de la que uno debe ser consciente. Un hecho que no se siente no es entendido por una persona. Ayudar al niño a comprender lo que observa y siente en su vida puede ayudarlo a aceptar y aprender de sus errores.
No imponer, sino dejar que el ser del individuo se desarrolle a su propio ritmo.
Ayudar a los niños a descubrirse a sí mismos antes de ser prisioneros de los dictados de la sociedad.